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Sevilla - España

Sevilla

Me ha costado decidir cómo hacer la entrada de estos tres días de escapada a Sevilla, el motivo es porque ha sido un viaje muy combinado, haciendo un montón que me gustan pero que a la hora de escribir suelo hacer de forma distinta, por un lado las visitas de viajes, y por otro la recreación y sus actividades. Pero esta vez se ha mezclado todo de tal manera que una cosa va de la mano de la otra. En esta entrada haré como cuando viajo a una ciudad, describiré mi recorrido por Sevilla en esos tres días. Y luego ya haré alguna entrada específica sobre alguna de las actividades de la recreación histórica. Fueron tres días intensos de levantarse a las siete de la mañana y acabar a la una o más de la madrugada, y todo el día sin parar. El jueves llegué a Sevilla en ave(tren alta velocidad) desde Zaragoza y lo sorprendente que un jueves por la mañana y sin ser víspera de festivo o puente el tren ¡estaba completo!, como que eran dos trenes juntos. Últimamente da igual cuando coja el tren, siempre está abarrotado. Pero el jueves me lo tomé de reposo (menos mal) y el viernes comenzamos el día quedando antes de las diez de la mañana en la torre del Oro. Fuimos muy puntuales, durante todos los días, los que en Sevilla no es muy inteligente, porque nos tocó esperar muchísimo. El domingo los extranjeros ya decían “hora española” cuando llevábamos casi una hora de retraso para una visita. Una amiga llegó por el jueves por la mañana por lo que le dio tiempo de visitar el Palacio de Pilatos y el Palacio de Dueñas, de estos dos, el de Pilatos no lo había visto pero tras ver las fotografías es una visita recomendada en Sevilla si se tiene tiempo, eso sí, la visita guiada diaria también le comenzó con retraso, debe ser cosa de esa ciudad, porque nunca he vivido tanto retraso seguido y tenía pinto de ser marca de la tierra. Como llegamos pronto a la Torre del Oro nos dio tiempo para socializar con el resto de recreadores, muchos llegaría ese día por la noche pero otros había aprovechado para cogerse vacaciones y hacer turismo, así que se notó que éramos menos gente en este recorrido por Sevilla. Finalmente una hora más tarde de lo previsto cogimos un barco para hacer un crucero por el Guadalquivir. Afortunadamente el barco tenía techo lo que nos evitó el sol de finales de octubre (preocupada de que llegaran por fin las lluvias que este año no han llegado al final tuvimos unos 35-37 grados lo que traducido en ropa de época napoleónica de día significa pasar calor. Aunque eché algún vistazo a las vistas de vez en cuando lo cierto que en el crucero no hice mucho caso porque estuve entretenida poniéndonos al día con la gente mientras la organizadora del evento nos daba vino y jamón de Extremadura (la organizadora tiene la sede de su empresa en Extremadura, así que siempre disfrutamos productos típicos de su tierra). Tras el recorrido por el Guadalquivir nos juntamos en dos grupos, uno con guía en inglés y otro con guía en español. Nos fuimos con el guía en español que desde la torre del Oro nos dio un recorrido por la ciudad hasta llevarnos a la Casa de contratación, el guía explicaba muchísimo sobre la historia del lugar y me acordé de mis amigas extremeñas con las que viajo a veces porque ellas hubieran disfrutado mucho de la visita, me recordó un poco al guía que tuvimos en Ollantaytambo en Perú, ese hombre sabía muchísimo. Tengo que agradecer a Gonzalo de la Casa de Extremadura toda la ayuda que brindó a Maria de Melo Collection, la organizadora del evento, por conseguirnos esos guías y el acceso a la casa de la contratación vestidos de época. El uso administrativo no permite el libre acceso a este lugar, no es que sea un acceso muy complicado, pero sí limitado, es como visitar turísticamente el Gobierno de Aragón en Zaragoza. Y si le sumamos que la gente no entiende que no vas disfrazado sino vestido de época, pues aún más difícil. Cuando visitamos los Reales Alcazares (gracias también a Inma de Maria de Melo y a Gonzalo de la Casa de Extremadura en Sevilla) la de seguridad que nos abrió la puerta dijo por sus walkies (entra un grupo disfrazado por la puerta x). Si fuera un disfraz no sería tan complicado vestirse, ni llevaríamos tantas cosas, como siempre se ha dicho, el diablo está en los detalles, y uno puede ver claramente una diferencia entre disfraz y traje de época, porque pese a los errores que unos u otros puedan cometer el trabajo es muy diferente. Y además, si fuera disfrazada, ¡no pasaría tanto calor!. Volviendo a la casa de la contratación, lo que pudimos ver, llegamos tarde, era el patio y el jardín, que es lo más interesante dado que de la antigua casa de contratación no queda nada pero en la actual sede de las consejerías de Gobernación y Justicia se conserva en su interior uno de los jardines islámicos más antiguos de cuantos se conocen en España. Según nos contó el guía descubrieron ese jardín de crucero de época musulmana del cual se conservaban los parterres decorados con arquillos ciegos y parte de los pórticos norte y sur, de casualidad cuando se realizaba una obra. Es más, comentó que tuvieron que ir a la escombrera a recoger piedras originales que se habían tirado durante la obra porque no sabían que se conservaba eso ahí, me recordó un poco al teatro romano de Zaragoza, que hasta que no derribaron el edificio bajo el que estaba no se descubrió que ahí quedaban restos originales (y bastantes resto), a algunos del grupo les sorprendió pero tal vez porque en Zaragoza ya lo vivimos a mí no me sorprendió tanto, eso de construir encima es algo típico y en ocasiones se construyó sin llegar a derribar lo ya construido anteriormente. Tras ver el patio y el jardín salimos en dirección al Archivo de Indias, junto a la fuente que hay frente a la entrada tuvimos otra explicación y creo que no lo había dicho antes, pero con el sol de Sevilla en esas fechas todas hicimos muy buen uso de las sombrillas, si es que las mujeres de entonces eran muy listas, que buen uso le sacamos todas a las sombrillas, lástima de los caballeros que no llevaban sombrero de paja (por el calor que dan el resto). Para entrar tuvimos que pasar el control, y meter las sombrillas fue muy “divertido”, visitamos el patio, que tiene un estilo completamente diferente a lo que estábamos viendo en Sevilla, pero que con la sombra se estaba muy bien, y luego subimos las majestuosos escaleras para ver el resto del archivo que tenía una exposición sobre el río Guadalquivir y su historia a su paso por Sevilla. Finalizamos aquí la visita. Unos se fueron a comer a la Casa de la Extremadura, nosotras nos fuimos a comer de tapeo, porque quitando el salmorejo y el gazpacho el resto de cosillas que puedo encontrar por el sur me gustan mucho, así que a disfrutar del tapeo en Sevilla (nota: las tapas y media raciones en Sevilla no tienen anda que ver con las de Zaragoza, con unas comes, con las otras no llega ni a aperitivo). Cuando tomamos el cafe7postre unas chicas emocionadas nos pidieron una fotografía porque estudiaban filología inglesa y les parecíamos sacadas de un libro, y eso que no se tropezaron con los ingleses y la Miss Janes Austen Doll (ya os explicaré en otra entrada). Y sin descansar nos acercamos al Hotel Alfonso XIII donde habíamos quedado para tomar el té y merienda de la tarde. Para no variar fuimos las primeras y nos tocó esperar. Al final, dadas las horas a las que llegó el resto del grupo solo entramos a ver el hotel por dentro y luego salimos para ir andando hasta un museo donde teníamos visita. Debido a los retrasos en el hotel nos encontramos con dos opciones, quedarse tomar algo o irse al museo, los españoles, no todos pero sí la mayoría nos fuimos al museo tras ver el hotel por dentro, los extranjeros y algún español se quedó tomando algo en el hotel. Como decía salimos del hotel y fuimos andando a través del Parque María Luisa hasta el Museo de Artes y costumbres de Sevilla, que pro fuera tiene esa arquitectura tan característica de Sevilla y por dentro tenía salas muy interesantes, aunque lo mejor la bodega para conseguir agua y más agua (a estas alturas ya estábamos deshidratados), tras la visita terminamos de ver el parque y nos dirigimos hacia el apartamento para quitarnos capas (de noche ya te puedes quitar ropa) y cenar de tapas mientras algunos se apuntaron a la cena en el tablao de flamenco (a los extranjeros les encanta eso). Y tras terminar de cenar nos acercamos ahí donde comenzaríamos con la visita nocturna de leyendas de Sevilla. Por la noche no hizo ni una pizca de frio, fuimos de manga corta hasta la una de la madrugada, y estamos a finales de octubre. Vimos iluminados la catedral, la giralda, el ayuntamiento, las murallas, y recorrimos el barrio de Santa Cruz. Para no variar la visita comenzó tarde, y esta vez no fue porque el guía llegara tarde, sino por el resto del grupo. Pero mientras esperábamos estuvimos entretenidos con el guía que fue el más entretenido de todos los que tuvimos, pese a los cansados que estábamos nos hizo una visita por las leyendas de Sevilla muy entretenida que nos gustó muchísimos, y además como le habían dicho que íbamos de época él se vistió lo más cercano que pudo, con ropa de inicio del siglo veinte, con el bigote bien arregladito, con lo que no desentonaba con nosotros, la mayoría de extranjeros estaban muy cansados y solo se quedaron dos, lo que facilitó su labor (dado que el mismo hacia la visita en español e inglés). Al finalizar la visita nos acercó a la catedral para que todos supiéramos orientarnos y volver a nuestros alojamientos. Al día siguiente otra a las siete de la mañana para a las diez estar en el casino de la exposición para disfrutar de las actividades, empezamos con mal pie con los taxistas, pero es que lo que los taxis en Sevilla no tiene nombre, no me puedo creer que sea tan complicado coger un taxi en Sevilla, pero lo es, y mucho, y aunque estábamos bastante céntricas tras todo el día sin parar y con ropa de época pues al final pagas por un taxi como si te fuera la vida en ello. Pero que tengas que buscar en google maps de tu móvil cómo llegar al Casino de la Exposición porque el taxista ni conocía la dirección ni el lugar ya fue rozar lo ridículo (que Madrid en mucho más grande y nunca he tenido que buscarles yo cómo llegar a los sitios) pero que además estés en una parada de taxis, cuatro personas y un niño de dos años, todos vestidos de época, con sombrillas, turbantes, sombreros, y demás armatostes y que el taxista en vez de llevarte a donde les dices te señale donde coger el tranvía, eso ya fue algo que me dejo sin palabras, que la carrera fueron casi diez euros y en Zaragoza ir de mi casa a la estación de tren con maleta me cuesta menos que eso y no vivo cerca, ¿en serio no ves que necesitamos ir en taxi?. En fin, cosas que pasan. La mañana del sábado la pasamos en la clase de baile y sobre duelos en el Casino de exposición, y luego nos fuimos paseando a la Plaza de España. Habían pasado veintitrés años desde la última vez que estuve y en cambio recordaba perfectamente donde estaba Zaragoza (si, los españoles nos hicimos todos fotografías en nuestra provincia (Oviedo, La Coruña, Madrid, Logroño, etc). Tras el paseo nos fuimos a comer y a cambiarnos porque por la tarde teníamos el baile (y todas sus actividades) en el Casino de la Exposición. Para no variar comenzamos tarde, menos mal que ya nos lo sabíamos y esta vez descansamos algo antes de vestirnos y salir. Aquí conocí a Miss Jane Austen, la muñeca que con motivo del centenario de la muerte de Jane Austen los ingleses van llevándola de Bath a diversos sitios del mundo donde hay un baile de época. Por supuesto Miss Jane Austen no se iba a perder un baile en Sevilla de mano de sus chaperones. Pero sobre las actividades del sábado mañana y tarde hablaré en otra entrada más centrada en la recreación histórica que en la visita turística a Sevilla. A eso de la una de la madrugada o así acabamos el baile y tras una terrible larga espera por parte de mucho de conseguir un taxi libre (otra vez mala suerte con los taxis de Sevilla) y tras ver correr a un mariscal francés napoleónico para coger un taxi y que este pasara olímpicamente de él, regresamos a nuestro alojamiento y al día siguiente volvimos a levantarnos pronto para poder llegar puntuales a visitar los Reales alcázares de Sevilla vestidos de época. En vez de entrar por la puerta usual Gonzalo de la Casa de Extremadura en Sevilla consiguió entráramos por una puerta que da a los jardines, aunque para no variar, la cosa fue con retraso (aquí es cuando con el tema de la hora los extranjeros dijeron, “será hora española”, y que malo me sabe las generalizaciones, pero ciertamente en Sevilla no les pidas prisas porque se parecen a los mexicanos y su “ahorita” que eso de ahora pasa a ser semanas si les dejas. Ni siquiera conseguimos tapear con rapidez ni una sola vez. Me quedó claro que en Sevilla van a otro ritmo. En cualquier caso entramos a los Reales Alcázares de Sevilla que son preciosos, una joya que visitar, tal vez por eso y al ser domingo estaba abarrotado de turistas, así que no pudimos disfrutar tanto del lugar, porque otra de las cosas que me encontré en Sevilla es que son muy, pero que muy pesados, después de más de treintena de veces que me preguntaron por el motivo de vestirnos así, que donde actuábamos, o donde se podía ver ya es que contestabas hasta borde, pero ¡que perdíamos al guía!, que yo estaba de visita con mi grupo, con un guía y no para discursos y preguntas de veinte personas que me rodeen. Y he hecho recreación por muchos lugares y esto solo me ha pasado en Sevilla. Y lo peor, que aún encima no escuchan, porque como ya una vez perdimos a la guía ya dices, es un evento privado, y aún te preguntan dónde verlo ¿Qué parte de privado no has entendido?. Horrible. Yo suelo ser paciente y el domingo estuve a punto de pegarle a alguien. Me encantó la guía del domingo que uno le preguntó, pensando que éramos todos extranjeros, que qué era eso y le dijo: es una visita en grupo, simplemente van vestido de época. Ole. Más claro imposible. Ni recreación, ni históricas. Un grupo turístico vestido de época, y déjanos en paz. El domingo la visita la hicimos con la guía en inglés, dejamos al grupo español, que era más grande y como a la guía se le entendía perfectamente, decidimos cambiar. Esta guía era mucho más rápida que el otro, pero se agradece porque a estar alturas ya estábamos muy cansados de tantas actividades y no parar en tres días. Como decía entramos por los jardines de Murillo, pasamos por los jardines del poeta y visitamos el Pabellón de Carlos V, y luego ya me pierdo con la cantidad de rincones que visitamos. Recuerdo que estuvimos en el palacio gótico: Patio del Crucero, Salón de los Tapices y Capilla, Sala de las Bóvedas y Baños Doña María de Padilla. Sobre todo recuerdo los baños porque me recordaron a la cisterna de Estambul pero con tanta gente no había ni hueco para mirarlo con detenimiento. Y también el Palacio del Rey Don Pedro: Patio de las Doncellas, Alcoba Real, Salón de los Pasos Perdidos, Salón del Techo de Carlos V , Sala de los Infantes , Salón de los Embajadores , Salón del Techo de Felipe II, Sala de los Reyes Católicos , Patio de las Muñecas ,Escalera al Cuarto Real Alto, rincones preciosos que recordaba de cuando les organice el viaje a Sevilla a mis padres y mis tíos no hace tantos años. Seguro visitamos más rincones, pero mi memoria no da para más. Perdí un precioso momento de tiempo libre para ir al baño, en el que quería sentarme y descansar. Lo perdí porque les explique a los pesados que hacíamos. Pero a medida que paso el día ya entramos en modo “al próximo que pregunte le mordemos”. O como dijo una amiga, “de aquí al apartamento que no son ni dos metros alguien más me pregunte, le digo que voy a invocar al maligno”, y efectivamente, justo en la puerta del alojamiento nos gritaron la pregunta, pues nada, tuvieron su respuesta y nos metimos a nuestros alojamiento. Cuando la guía salió de los reales alcázares teníamos la opción de seguir visitando los alcázares, que debido a que la visita es con guía y a la cantidad de turistas que había dentro no pudimos ver con detalle ni disfrutar a conciencia, o bien seguirla en un recorrido turístico por el barrio de Santa Cruz, pero esta vez de día. Nosotras seguimos a la guía por el barrio, donde recorrimos los mismo lugares y calles que durante la visita nocturna, solo que la historia era distinta. Y ya en la plaza donde la giralda nos despedimos para comer en una hora y volver a encontrarnos para visitar, con los guías, la catedral de Sevilla. En la catedral no podías aceptar hacernos fotografías con la gente que nos lo pidiera ni los hombres podían tener la cabeza cubierta. Por lo de las fotografías no hay problema, mi límite de tolerancia en Sevilla estaba agotándose, así que mejor tener una excusa. Entramos primero al patio de los naranjos, donde pudimos ver las diversas puertas de acceso. Me quedé con la duda sobre el reloj de sol sorbe una de las puertas porque la figura que estaba sobre el reloj me recordaba mucho a las figuras que había visto en América. Dejamos atrás el pario y sus puestas para entrar dentro de la catedral, que no tiene una zona central. La catedral es inmensa, yo ya no la recordaba de la última vez, solo recordaba la subida a la Giralda. Tuvimos un recorrido bastante por completo por la catedral, que tiene diversos estilos dentro de sí misma. En la nave central se ubican el coro, rodeado por órganos de grandes dimensiones y la Capilla Mayor, que cuenta con cuatro plantas y alberga el retablo mayor. Luego vimos La Tumba de Cristóbal Colon, del siglo XIX, está situada tras la puerta del Príncipe, junto a la capilla de la Virgen de la antigua, en el lateral un enorme pintura mural de san Cristóbal. La guía se metió en arenas movedizas con el tema de la nacionalidad de Cristóbal Colon, con la de temas que se pueden comentar que sean menos peliagudos, pero en seguida pasamos a más temas. Detrás del altar Mayor está la Capilla Real, renacentista. A la derecha la capilla de San Pedro, donde destacan las pinturas de Zurbarán y a la izquierda la capilla del Cristo de San Pablo. Junto a la puerta de las Campanillas , la capillita de Santa Justa y Rufina, protectoras de la Giralda. En otra zona está la Capilla de Mariscal, la sala Capitular con obras de Murillo en su bóveda, la Sacristía Mayor, l a Capilla de San Andrés, la Sacristía de los Cálices, se accede por la capilla anterior, donde se exponen los mejores cuadros de la Catedral, destacando el lienzo de Goya, “Santa Justa y Rufina” y el cuadro del Cristo Crucificado de Zurbarán. En el trascoro están las capillas llamadas de Alabastro, luego en otra zona está :la capilla Bautismal o de San Antonio, con bellas pinturas, como la Visión de San Antonio y el Bautismo de Jesús de Murillo, los tesoros de la catedral, y así un sinfín de salas y capillas de diversos estilos. Muchísima gente dentro, pero como decía, era domingo, por lo que no es el día más tranquilo. Y como esta guía era más rápida que el otro, tuvimos el tiempo y la opción de subir a la Giralda, sé que al menos dos personas lo hicieron, yo no lo hice porque había mucha gente y ya lo había hecho hace veintitrés años, y es otra de las cosas que recuerdo de ese viaje. Como podéis ver en tres días no paramos de visitar lugares interesantes de Sevilla con guías de excepción y vestidos de época, han sido tres días extraordinarios gracias a Maria de Melo Collection, que lo ha bordado con este evento. Y con esto acaba la visita turística a Sevilla, luego tendréis entradas especificas sobre las actividades de la recreación (bailes, duelos, opera, etc). Digamos que esta entrada solo es el aperitivo de las próximas.

Visita: Octubre 2017

Mis imágenes: España - Recreaciones V - Regency Ball Sevilla  

Información para viajar: Maria de Melo Collection

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