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Recreación en ferrocarril de Azpeitia 1840-1860 - España

Recreación en ferrocarril en Azpeitia 1840 - 1860

Amaneció con lluvia. En el tiempo habían pronosticado sol viernes, lluvia el sábado y sol el domingo, y se cumplió, para no dejar mal a los de las predicciones meteorológicas, el sábado llovió. Aún así me vestí de época de 1840 para coger el cercanías para ir de San Sebastián a Andoain donde un compañero de Recreación me recogería para ir a Iraeta, donde nos íbamos a reunir todos los recreadores. Cuando llegué a Andoain seguía lloviendo con fuerza y continuadamente, y aunque el compañero tuvo buena intención quiso enseñarme el paisaje del interior de Guipúzcoa y lo que obtuvo de mí fue un ¿qué paisaje? porque solo se veía niebla y más niebla, por lo que paisaje poco podía ver. Llegamos a Iraeta y el bar estaba cerrado, y seguía lloviendo, afortunadamente la iglesia, con pórtico cubierto en su entrada estaba frente al bar así que nos refugiamos de la lluvia, cuando todos los recreadores estábamos presentes y vimos que el día no tenía intenciones de parar de llover nos acercamos hasta Azpeitia. En Azpeitia no llovía y ahí se encuentra el museo del ferrocarril, un lugar muy recomendable para visitar. Con la entrada te dan un ticket duro de los “de antes” y que hay que guardar para montar en el tren a vapor que hace un paseo de cinco kilómetros. Aprovechando que había tiempo visitamos el museo, que es un poco como el de trenes de Hoorn en Holanda, solo que algo más pequeño. En el museo hay varias locomotoras y vagones de diversas épocas, y cuando entrabamos al hangar donde hay más vagones y otros vehículos como trolebuses y tranvías una pareja japonesa nos vio y estuvieron encantados de hacerse fotografías con nosotros. Algunos de los pequeños también se fijaron y luego vimos a algunos de los visitantes del museo en la recreación de Iraeta. Hay una guía que va enseñando el museo, pero como llegamos algo más tarde nos perdimos sus explicaciones, excepto aquella en la que presentaba el tranvía de Zaragoza, que está ahí y funciona, y todos se subieron en el tranvía para ir hasta donde estaba parado el tren a vapor, luego descubrí que mi abuelo fue conductor de tranvía en Zaragoza. Nosotros fuimos andando hasta el tren a vapor porque como habíamos llegado más tarde nos faltaba de ver la sala de las máquinas donde se conservan las antiguas máquinas para reparar los trenes antiguos. Tras la interesante visita al museo nos acercamos hasta el tren a vapor para poder empezar nuestro viaje al pasado. Subimos a los vagones, las damas con ayuda de los caballeros puesto que la ropa de aquella época y las escaleras de los vagones no tenían la comodidad de hoy en día. Fuimos pasando por diversos vagones hasta encontrar unos asientos de madera libres, y esperamos ansioso el comienzo del viaje. El silbato del tren pita y comienza el recorrido, vemos pasar por la ventana los árboles y las montañas verdes, el precioso paisaje del país vasco, y abrimos las ventanas para sentir el aire correr y ver como entramos en un túnel, la cesta de viaje permanece sobre mis rodillas mientras disfruto del paisaje mientras el caballero de enfrente enciende su puro. Sin apenas darnos cuenta llegamos a la estación donde el tren para y el revisor nos informa que van a proceder a cambiar la locomotora, colocándose esta en la parte frontal. La mayor parte de los pasajeros bajamos para presenciar este evento y ver cómo cabalga sobre los raíles de hierro la locomotora solitaria, sin vagones y echando humo mientras suena el silbato. Tras unas conversaciones de los caballeros con los maquinistas volvemos a nuestros vagones para comenzar el viaje de regreso. Parte del camino pasa junto a la carretera y los coches nos saludan, salimos al descansillo que une los vagones y vivimos la velocidad del tren a vapor, sentada en los vagones parece que va lento pero una vez fuera hay que sujetarse los sombreros para que no vuelen, o sujetarse a la barandilla para no caerse. El revisor pasa para marcar los billetes del tren y atravesamos un túnel. Atravesar un túnel fuera de los vagones en un tren de vapor te ahoga con el humo del vapor que inunda el túnel, hay que experimentarlo para poder llegar a pensar en algo tan lógico como esto. Finalmente llegamos de nuevo a Azpeitia y celebramos la aventura en tren a vapor con una fotografía de grupo, puedo decir que a veces lo mejor del viaje no son el lugar o la época sino la buena compañía.

Visita: Julio 2016

 Mis imágenes: Dentro del Álbum España - Recreaciones País Vasco (Facebook album)

Fotografía de entrada: Julia Rodriguez.

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