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Diario 2011: España - Valle de Belsue: Belsue - San Urbaz - Nocito (Aragón)

Siguiendo con las rutas turísticas de la Hoya de Huesca esta vez descubrí la ruta del Valle de Belsue. Ahora el tren más cercano de Zaragoza a Huesca llega a las 8.11 (muy pronto pero no hay otro) así que planeábamos desayunar en Huesca, al final desayunamos en el tren dado que llegamos a las 8.45 a Huesca, un pequeño retraso con problemas de señales, luces y dejar pasar al Ave, que comparte la misma vía. Pero la cuestión es que llegamos a tiempo y tomamos la ruta hacia el Valle de Belsué, tomando de referencia torreones y picos.
Tren Zaragoza - Huesca:
Bus turístico de la Hoya de Huesca:






Tal como nos dijo el guía esa es una zona muy diferenciada, tanto que en la época de la reconquista la zona baja era de los árabes y la zona del valle de Belsue era de los cristianos, es una zona con un clima y naturaleza autóctona diferente. Por lo pronto puedo decir que una que es friolera pasó más frio del que esperaba. El valle de Belsué es una zona bastante despoblada, ahora en verano hay más habitantes pero normalmente la densidad de población de la zona es idéntica a la que tiene el Sahara. El pueblo de Belsue surge entre curva y curva de la montaña y sorprende como, siendo todavía verano, en cuanto se entra en esta zona se descubre que ya ha llegado el otoño y ciento de arboles multicolores (naranjas, rojos, marrones, verdes, amarillos) rodean la montaña. No paramos en el pueblo sino que continuamos camino de baches (es una carretera asfaltada pero muy antigua, y solo cabe un coche), pero el pueblo lo rodeamos y pudimos ver Belsue desde arriba y desde abajo, entre arbusto otoñal y arbusto otoñal.Esta zona nos indico el guía que está más habitada en verano por los barrancos y grutas que se pueden encontrar por la zona de Belsue hasta el siguiente pueblo habitado (Nocito).









Y hablando anteriormente de arbusto había unos con frutos de color naranja muy llamativos pero nada recomendables para comer. El guía iba indicándonos cada tipo de planta que pasábamos o que se veía, y así encontramos el espantameriendas, que aparece cuando empieza a hacer tormentas y mal tiempo, un símbolo de por qué ya había llegado el otoño al valle de Belsue (por si el clima y el color de los árboles no lo dejaba claro). Siguiendo la carretera que va de Belsue a Nocito (por entre medio van apareciendo en lo alto de las montañas una serie de pueblo ya abandonados) paramos en una chopera, perfecta para merendar, donde hay una exposición de arte en la naturaleza.









Entre la naturaleza callada aparece una figura cuadrada que es la obra árvores florescem em Huesca (Los árboles florecen en Huesca) que Alberto Carneiro, que según nos dijo el guía simboliza un mandala, los mandala son unos complejos dibujos que de manera esquemática combinan figuras geométricas, como triángulos y cuadrados, que se entrecruzan en disposiciones concéntricas, formando imágenes circulares y poseen un sentido contemplativo y místico. Cerca de ahí hay un río de guas cristalinas, muy limpio y blanquecino y no hay un gran tránsito de vehículos (en la ida no topamos con ninguno, a la vuelta ya nos encontramos con más problemas de coches – solo cabe uno en la carretera- por el tema de las fiestas de Nocito) por lo que resulta un lugar muy singular. Nos quedamos con las ganas de ver la escultura desde arriba pero en el centro una curiosidad, el árbol fue introducido al revés por ausencia del artista, las ramas se pusieron como raíces y al contrario, cosa de la interpretación del arte moderno.







Tomando la ruta del Valle de Belsue del Bus turístico de la Hoya de Huesca: www.huescaturismo.com/...istico.asp
Siguiendo el camino por el valle de Belsue y pasando la vista de una ardilla y varias vacas desde el bus llegamos a lo alto de la ermita de San Urbez. Aquí arriba solo se encuentra una plazoleta, con un crucero, una casita de piedra estilo pirineo, que es el albergue, y la ermita con una fuente. Girando hacia la izquierda hay un camino que nos lleva a una explanada de campo abierto y a un árbol centenario, de varios siglos por lo que se ve en la anchura de su tronco. San Úrbez, el santo del lugar es aquel al que se acercan de varios pueblos para rogar que llueva, para ello meten al santo en una poza de agua que hay a unos metros de la fuente de la ermita. Desde la ermita se obtienen fabulosas vistas montañosas. Y junto a la ermita tenemos un albergue que es una casa con la construcción típica de la zona, con las chimeneas redondeadas y con una piedra encima, el guía nos explicó que esta estructura era como se hacían las chimeneas para evitar que las brujas se posaran en el tejado de la casa.






Cerca de ahí empieza el camino que tomamos para bajar a pie desde San Urbez a Nocito, todo indicado por los cruceros que marcan el camino y junto a una poza de agua para los helicópteros contra incendios. Este camino de piedra (al menos era bajada) era el que se hacía para ir de Nocito a San Urbez cuando no había carreteras. Es un recorrido de 45-60 minutos a pie por roca caliza, todo arena como de playa, dado que hace millones de años esa zona era un océano. El paisaje vale la pena, y los olores a tomillo, lavanda y demás plantas aromáticas sirven para acompañar el trayecto. A medida que se va bajando se pueden ver las casas del pueblo de Nocito.








Seguimos con el Bus turístico de la Hoya de Huesca: www.huescaturismo.com/...istico.asp, tenemos la opción de ir andando de San Urbez a Nocito o bajar en el autobús. Casi todos bajamos andando.
Llegando desde San Urbez entramos a Nocito, en el camino podemos encontrar dos carteles de madera que indican dos direcciones diferentes, una para cada barrio. Resulta curioso que un pueblo tan pequeño tenga dos barrios diferenciados, pero no solo los tiene sino que además en el camino de montaña lo dejan bien indicado. Así en Nocito nos encontramos con el barrio de san Juan, con unas viviendas y una iglesia, y el barrio de san Pedro con una ermita y otras cuantas viviendas. Entre medio de ambos barrios cruza el rio guara y un puente medieval que ya no se usa como tal dado que un paseo de cemento une ambas orillas del pueblo. El pueblo es el típico pueblo de montaña, con sus casitas de piedra, sus calles empedradas, cuestas, huertos, la montaña enfrente y un gran paisaje. Todo muy bien cuidado.




Llevábamos comida así que no necesitamos buscar ningún bar, afortunadamente, dado que coincidió que ese día eran las fiestas del pueblo y los bares estaban cerrados, en una puerta pudimos encontrar el programa de fiestas donde se indicaba: guiñote, misa a las 12.30 y luego el vermut. La carpa de fiestas donde se servía el vermut estaba justo en medio del camino que llevaba a la iglesia, así que todos los parroquianos que salieran de misa acababan en la carpa, que todavía olía a vino del día anterior. Para la hora del vermut nosotros ya nos habíamos ido y ahí fue cuando encontramos en el camino de vuelta varios coches en dirección contraria, suponemos que gente de Belsue que iría al vermut de Nocito, el problema que como solo cabe un coche pro la carretera la vuelta resulto mucho más lenta y llena de maniobras. Y aunque la zona parece un valle abandonado, lleno de "cojines de monja” esas hierbas que parecen cómodas pero que pinchan, en realidad es un paseo recomendado.





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